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Antigo 28-01-2011, 18:35
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(parte 4)

¿Y ahora qué?

Bueno. Ahora que ya habéis rodado en el Nürburgring, ya podéis alardear sobre ello delante de vuestros amigos. Y es ahora, y no antes, cuando podeis colocar el adhesivo del Nordschleife en vuestro coche. Dicen las malas lenguas que si lo colocas antes, la mala suerte te acompañará en las 154 curvas del trazado. Avisados estáis.



No obstante, para los que prefieran quedarse en el aparcamiento disfrutando del ambiente y de los coches, para los que no acaben de estar del todo convencidos a meterse en el Nordschleife, o, sencillamente, a todas las novias/esposas/amigas/acompañantes que inocentemente se hayan animado a acompañarnos aún a sabiendas de que eso de los coches no les llama mucho la atención – no os preocupeis: el Nürburgring está lleno de cosas para hacer. Aunque de eso mejor hablamos en la tercera parte…

Después de haber hablado del Nürburgring y de lo que debemos tener en cuenta a la hora de lanzarnos a conducir por sus 154 curvas, hoy os quería dar una visión general de lo que uno puede hacer en la zona, si no tiene intención de meterse a pilotar dentro del circuito. Y es que aunque no lo parezca, la oferta gastro-lúdico-festiva que ofrece esa región es mejor de lo que uno podría esperar.
Entre las localidades situadas alrededor del Norschleife, hay dos que concentran la mayor parte de la oferta lúdica en la zona: Adenau y Nürburg. Mientras que Adenau es algo más festiva, según dicen los que han estado, yo os voy a hablar del pequeño pueblo de Nürburg – porque es el que conozco, y porque es la “zona cero” del circuito, donde está lo más importante y lo que no os podéis perder. Teniendo en cuenta que el Nürburgring viene a ser algo así como la Meca para todo aficionado al motor, reuniendo a gente que viene de todos los rincones de Europa, la localidad de Nürburg, un pequeño pueblo que no debe llegar a los 200 habitantes, mantiene ese aire de pueblecito de la “campiña” alemana, habiéndose mantenido prácticamente intacto a pesar del paso del tiempo. En él no encontrareis ni edificios altos ni discotecas, ni nada que se le parezca: tan sólo casas particulares y dos o tres hoteles repartidos en un área que de punta a punta no debe hacer más de 600 metros.

Lo mejor de este pequeño pueblo, no obstante, es la situación. Entre Nürburg y la entrada al Nordschleife hay 1,5 kilómetros, mientras que la distancia que lo separa de la zona del trazado de Gran Premio es de 1,2. Justo en medio. Eso lo convierte en un sitio perfecto donde montar el “campo base” y moverse por la zona sin preocupaciones.


El circuito de Gran Premio

El circuito de Gran Premio, también conocido como Sudschleife e inaugurado en 1984, sufrió una completa remodelación hace un par de años. Los nuevos propietarios le han querido dar un impulso y vaya si lo han logrado. Para empezar, junto a la tribuna principal (“debajo” sería un término más adecuado) se ha construido el Ring Boulevard, una galería comercial que hará las delicias de todo aficionado al motor. Se trata de una especie de nave industrial de proporciones bíblicas, donde se pueden celebrar concentraciones y acontecimientos de todo tipo a resguardo de la lluvia – muy habitual en la zona, por cierto.



Entre las tiendas que podemos encontrar en el Ring Boulevard está la Ferrari Store, la tienda de Aston Martin, o varias franquicias con merchandising del circuito. Por haber, hay incluso concecionarios de marcas como Radical o incluso Nissan, con algunos de sus modelos más deportivos expuestos para goce y disfrute del visitante. Este último, en especial, es una visita obligada, no ya por el Nissan GT-R SpecV o el viejo Datsun 240Z, sino por tener una maqueta a escala del Nordschleife bajo un suelo de cristal sobre el que podemos caminar y examinar al detalle.
Lo que más llama la atención, no obstante, es una montaña rusa gigante – a lo
– que recorre toda la recta principal, desde el Hotel Dorint hasta final de recta. Sin embargo, después de la renovación he visitado el Nürburgring en dos ocasiones y nunca la he visto en funcionamiento. Entre tú y yo: prefiero las subidas y bajas del Nordschleife.


RingºWerk

Una de las novedades más visitadas de la remodelada zona de Gran Premio es, sin duda, el Ring’Werk. Se trata de un museo muy interactivo en el que podemos encontrar coches como el Ford Capri Grupo 5 de Zakspeed o el Opel Astra DTM ganador de las 24 Horas del Nürburgring de 2003. Lo que más llama la atención, no obstante, es la cantidad de elementos interactivos que podemos toquetear, lo que hará las delicias de los más pequeños: el RingºWerk es un sitio ideal si os animáis a subir al Ring con hijos. Tenemos desde películas en cuatro dimensiones, con una docu-drama algo cutrillo sobre las 24 Horas, a cines que se mueven y que te meten de lleno en el Ring en medio de una carrera de sport-prototipos. Eso por no hablar de los simuladores de Formula 1 donde uno tiene la oportunidad de sentarse en un monoplaza de verdad.



Los horarios de visita son de 12:00 a 17:00 entre semana, y de 10:00 a 18:00 los fines de semana y festivos. El precio de la entrada es de 19,50 € para adultos (gratis si compramos un pack de 4 vueltas al Nordschleife, recordad) y 11 € para niños. Puede parecer caro, que es lo que pensé yo al entrar, sin mucha motivación, todo sea dicho. Pero he de reconocer que vale mucho la pena.


Un paraiso para fotógrafos

He de admitir que me encanta la fotografía, y, de entre todas las especialidades que ésta ofrece, lo que más me gusta es indudablemente fotografiar coches. Es lo que algunos llaman car hunting: “cazar” deportivos con la cámara, coches que difícilmente verás en las calles de tu ciudad – a no ser que tengas la suerte de vivir en Monte-Carlo. Y es que si en el Nürburgring abunda una cosa, eso son los coches especiales y únicos.

Para que os hagáis una idea, hay más Porsche 911 GT3 que 911 Carrera, y más BMW M3 CSL que BMW M3 “normales”. Es, literalmente, el paraíso. Si os gustan los Ferrari o los Lamborghini, no obstante, no espereis gran cosa: no se si es porque el tipo de cliente es diferente, o porque los deportivos italianos no están del todo adaptados a las características del Nordschleife, pero el hecho es que ver un Ferrari rodar por el Ring no es una cosa muy habitual. Como mínimo en comparación a los Porsche 911 Turbo y 911 GT3 que uno suele encontrarse por ahí; digamos que la proporción es algo así como de 50 a 1.
Sitios donde sacar buenas fotografias pueden serlo básicamente todos: desde el aparcamiento hasta las barreras de entrada, aunque yo recomiendo especialmente dos: la rotonda que da acceso al circuito, y la gasolinera que hay en Döttinger Hohe, la más cercana al circuito y en la que tarde o temprano repostan casi todos los deportivos que pasan por el Ring. No obstante, si se quieren sacar buenas fotos de los coches “en acción”, siempre podemos ir a…
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